Guelaya critica el miedo del Gobierno a reconocer el problema de movilidad

Guelaya, miembro de la Mesa de Movilidad de Melilla, ha lanzado tres post recordando la visita de Daniel Macenlle con datos muy interesantes sobre movilidad en nuestra ciudad. Financiado por Guelaya Ecologistas en Acción, Daniel Macenlle pudo comprobar en qué estado se encuentra la ciudad y hablar sobre el proyecto estrella de movilidad llevado a cabo en Pontevedra.

La conferencia «Pontevedra: ¿Son seguras las ciudades?» celebrada en el Club Marítimo de Melilla, sirvió para que el medio centenar de asistentes comprobara en persona que el cambio es posible (si las políticas del Gobierno abren el abanico a la participación). Lee la primera crónica aquí.

Guelaya ha perseverado en el intento de desmentir al consejero de Coordinación y Medioambiente, Manuel Ángel Quevedo, quien insistía –lo sigue haciendo a día de hoy– en que Pontevedra tiene peores cifras de movilidad y seguridad que Melilla. La afirmación es rotundamente falsa: «Son los datos globales de las vías urbanas. En Melilla no tenemos más de 100 kilómetros cuadrados de territorio ocupado por aldeas, o parroquias, con casas dispersas y pequeñas carreteras y caminos rurales como en Pontevedra (datos que se clasifican como vías interurbanas). Intentar comparar los datos globales urbanos con la suma de los datos globales urbanos e interurbanos no es decente», reza Guelaya en su segundo post.

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Finalmente, Guelaya pregunta si Melilla tiene un problema de seguridad. Nosotros creemos firmemente que sí, pero el Gobierno tiene miedo de reconocerlo. Es un fracaso, pero los accidentes son inevitables. Lo único que se puede hacer es identificar el problema y atacarlo hasta acabar con él. ¿Por qué cuesta tanto?

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Melilla está perdiendo una oportunidad de oro por la falta de valentía y compromiso del Gobierno

  • El cambio solo será posible reconociendo el problema y haciendo una apuesta firme por y para el ciudadano pese a las consecuencias.
  • La pacificación del tráfico y la gestión rigurosa de sanciones son claves de la transición hacia una movilidad sostenible y universal.

Ante más de medio centenar de asistentes, Daniel Macenlle dejó sobre la mesa el pasado martes las claves para convertir Melilla en una ciudad sostenible en materia de movilidad urbana. Al finalizar la charla, una de las reacciones que más se repitieron fue la gran oportunidad que tenemos al alcance y no aprovechamos.

Melilla, con un presupuesto que casi cuadriplica el de Pontevedra, está a años luz de ser una ciudad amable para el peatón, y por mucho que el consejero de Coordinación y Medioambiente, Manuel Ángel Quevedo, insista en que no existen tantas diferencias, la realidad es tan objetiva como los datos: El espacio donde se han realizado las reformas en Pontevedra ocupa 9km2 y concierne a 65.000 habitantes, similar a Melilla. Allí es donde el número de muertes se ha reducido a cero en los últimos 7 años y la tasa de accidentalidad ha bajado un 50% (cifras de la DGT). Obviamente, no contempla espacios interurbanos ni provinciales, de ahí el error de Quevedo al comparar la ciudad con Pontevedra.

La Mesa de Movilidad opina todo lo contrario, y no por una cuestión de rebeldía. Melilla adolece de un compromiso claro y tajante por parte del Gobierno porque el Gobierno teme la reacción de la gente —su experiencia negativa en el barrio del Real y la claudicación en Ramírez de Arellano lo acreditan—, y supedita cualquier iniciativa de desarrollo al status quo, que otorga la prioridad a vehículo sobre el peatón.

A esa falta de compromiso se suma la falta de alineamiento de todas las áreas de la Administración y la gestión eficiente de los tiempos para llevar un plan a cabo.

El Gobierno necesita, en primer lugar, revisar su concepto de espacios urbanos. En los años ’60, la llegada masiva del automóvil supuso un aporte de libertad y autonomía inéditas para la sociedad. La gente comenzó a desplazarse por sí misma dentro y fuera de las ciudades, reduciéndose drásticamente los tiempos de desplazamiento. Fue tan revolucionaria la aparición del coche que la vida de las ciudades se transformó, y todo comenzó a girar en torno al conductor. Pero las ciudades no se concibieron para eso.

El espacio urbano debe ser un centro de relación, de convivencia y de cohesión social, pero necesita estar bien organizado y tener claras las prioridades de convivencia. Hace tiempo que la demonización que los comerciantes hacían de las calles peatonales dejó de ser un mito. Como apuntó Macenlle, “nunca un coche se para a tomar un café, se paran sus ocupantes; y nadie mira los escaparates desde un coche como los mira cuando va caminando”. Pero, una vez más, es necesario que el Gobierno, que es quien maneja y toma las decisiones, entienda este concepto y apueste firmemente por cambiar el modelo de ciudad.

Esa apuesta es una carrera individual y de fondo al mismo tiempo. Aunque se comparta la filosofía de base y algunas ideas inherentes, cada ciudad debe buscar su propio camino y desarrollarse en función de su cultura y su fisonomía. Melilla es una ciudad pequeña, compacta, llana en su mayor parte y con una población elevada de funcionarios. Por sus características, su condición artística y arquitectónica, pero sobre todo por la tasa de siniestralidad y la previsión de crecimiento, necesita una urgente aplicación de las medidas que ya están aprobadas en el Plan de Movilidad.

Porque el espacio público, como apuntó Macenlle, es un recurso, mientras que el parque móvil crece a una velocidad insostenible. El coche, literalmente, nos ha invadido, y es insaciable: cuanto más espacio se le dé, más espacio reclama. Y esa invasión acarrea contaminación acústica, sedentarismo, inseguridad, contaminación medioambiental y accidentes que provocan heridos y muerte.

¿Cómo se combate la hegemonía del vehículo? En cuestión de movilidad urbana, según Macenlle, ante problemas graves, soluciones drásticas. El reto no es abrir nuevos espacios a los vehículos, ni hacer carreteras o viales sin ton ni son —como ocurre en Melilla con las carreteras de descongestión del barrio del Real—. Si se quiere acabar realmente con la supremacía del coche, hay que echarlo literalmente de las calles y recuperar el espacio para devolvérselo a las personas. “Hasta hace poco, en Pontevedra el vehículo era el muerto en el entierro, el niño en el bautizo y el novio en la boda. Ahora es solo un invitado”.

El resultado habla por sí mismo, pero una vez más, se requiere valentía. Algo difícil de entender teniendo en cuenta que la inseguridad y la demanda de una ciudad más sostenible son un clamor social y el Gobierno cuenta con el respaldo y motivos suficientes para llevar a cabo tal proyecto.

 

 

 

 

La Mesa remite un comunicado a Quevedo para solicitar su adhesión al Pacto por la Movilidad incluido en el PMUS

  • El consejero canceló la reunión prevista con los portavoces por un viaje privado a Pontevedra
  • El jefe de la Policía Local pontevedresa, Daniel Macenlle, llega esta tarde para reunirse mañana con el consejero de Seguridad Ciudadana

La Mesa de Movilidad Urbana Sostenible y Universal ha remitido a la Consejería de Coordinación y Medioambiente un escrito para tratar un asunto previsto en la reunión que estaba programada para el pasado 25 de mayo. Dos días antes de la cita, la oficina de Movilidad de la Consejería preguntó por el motivo de la reunión, pero al mencionar el asunto, se nos comunicó que el consejero salía de viaje privado, tal y como hemos podido comprobar en la prensa. La motivación de la Mesa en la reunión del pasado jueves era preguntar al consejero sobre su intención de adherirse (o no) al Pacto por la Movilidad que el propio Plan de Movilidad Urbana de Melilla contempla (PMUS Fase II, página 13, apartado 3), con la finalidad de estrechar lazos de colaboración entre la Mesa y el Gobierno de la CAM y aportar ideas al desarrollo del Plan local. La respuesta oficial está pendiente aún de ser remitida por escrito.

Hoy lunes, hemos conocido que el viaje de Quevedo con Aulas para Mayores ha sido a Pontevedra, ciudad cuyo Jefe de Policía Local llega hoy a Melilla para reunirse con el consejero de Seguridad Ciudadana, Isidoro González, y ofrecer una conferencia sobre seguridad.

Según comunicó el perfil del PMUS en Facebook, Quevedo pudo comprobar in situ las ventajas de poner en marcha un plan global de movilidad como el que el Gobierno de Pontevedra lleva haciendo desde hace diez años. Aunque la distancia que separa Pontevedra de Melilla en materia de movilidad es muy grande, el Gobierno se congratula de que ya se están poniendo en marcha algunas iniciativas que son realidad en Pontevedra, pero consideramos que todavía queda mucho trabajo por hacer. Melilla necesita una apuesta firme por la movilidad que englobe a todas las áreas de Gobierno y un compromiso sólido para restar protagonismo al vehículo motorizado y cambiar el modelo de ciudad.

Daniel Macenlle, jefe de la Policía Local de Pontevedra, llega esta tarde para reunirse mañana con el consejero de Seguridad Ciudadana, Isidoro González, y tratar asuntos de seguridad vial y pacificación del tráfico, en pos de reducir la siniestralidad y las muertes por accidente en la ciudad. Mientras Pontevedra ha logrado disminuir a la mitad los accidentes y llegar a 0 muertes, Melilla ha lamentado dos muertes desde 2015 y tiene la tasa de siniestralidad más alta de España.

Macenlle ofrecerá una conferencia en el Club Marítimo a las 20:15 para dar a conocer el “milagro” pontevedrés y su aplicación en Melilla. Una conferencia abierta a todos los melillenses, ya que el ese milagro depende también de un cambio de cultura como peatón, como conductor y como ciudadano. Sin el compromiso de todos, la movilidad, la sostenibilidad y la universalidad no serían posibles. Esperamos que el consejero de Coordinación haya tomado nota en su viaje privado de las ideas que han hecho de Pontevedra un ejemplo para toda España y comparta con Macenlle los beneficios que ofrece una movilidad sostenible y segura para todos los ciudadanos.

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