- De seguir con el calendario previsto, no se abordaría la siniestralidad en Melilla hasta después de las elecciones, a pesar de las tres muertes registradas hasta la fecha
Once miembros del Foro por la Movilidad han pedido a la Consejería de Coordinación y Medioambiente una reunión extraordinaria para abordar la siniestralidad del tráfico y las actuaciones previstas por la Ciudad en materia de seguridad vial. En cumplimiento con las normas del Foro, un tercio de las entidades firmantes (de un total de 26) basta para solicitar una reunión extraordinaria, que tendría lugar antes de la ya fijada por el Gobierno para el mes de enero. Los lamentables sucesos ocurridos la semana pasada obligan, en opinión de las entidades solicitantes, a tratar el asunto con urgencia tanto con la DGT como con la Consejería de Coordinación como con Seguridad Ciudadana, ambas presentes en el Foro.
Los firmantes de la petición han sido, además de Melilla ConBici y Guelaya, los partidos políticos Ciudadanos, CpM y PSOE, Juventudes Socialistas, los sindicatos CCOO, CSIF y SATE/Stes y los clubes ciclistas Ciclotour y Ruteros Bikes. Esperamos que el resto de los componentes del Foro se sumen a esta petición. Melilla repite de forma continuada unas de las cifras de siniestralidad más altas de España, según UNESPA, y este año, con la muerte de dos personas (3 en total en 2018), liderará probablemente las estadísticas un año más.
La siguiente reunión en el calendario del Foro estaba prevista para el 15 de enero, fecha en la que se aprobaría definitivamente el plan de obras del triángulo modernista del centro de la ciudad. Sin embargo, la siniestralidad registrada hace necesaria una reunión extraordinaria que arroje luz sobre este problema en Melilla. La ausencia de datos y planes estratégicos serán dos de las cuestiones que se abordarán según las entidades.
Esta reunión no alterará el calendario ya fijado. Hasta finales de noviembre, sigue vigente la presentación de propuestas para el plan de obras del centro histórico. Sin embargo, si no se celebrase esta reunión urgente, la próxima cita del Foro quedaría postergada hasta después de las elecciones de mayo, de modo que no habría espacio de debate sobre siniestralidad hasta la formación del nuevo gobierno.
Un problema ya contemplado en el Decálogo
La Mesa por la Movilidad Urbana, Sostenible y Universal redactó un decálogo de medidas de urgencia para frenar la violencia vial y la siniestralidad en la ciudad. Las medidas que allí se recogen —y que fueron enviadas a Medioambiente— incluyen, entre otras, la conversión de pasos de peatones en pasos elevados, la limitación de velocidad a 30 Km/h y el incremento de controles y presencia policial para mitigar el exceso de velocidad en la red viaria de la ciudad.
Esta propuesta fue respaldada por la ex directora de la DGT en 2015, María Seguí en su visita a Melilla. La ex dirigente ya apostaba hace tres años por las Ciudades 30, incluso siendo Melilla un ejemplo nacional al registrar 0 muertos. Las cifras crecieron, y dos años más tarde, Gregorio Serrano, predecesor de Pere Navarro (actual director de la DGT) prometió medidas para disminuir los atropellos de peatones, ciclistas y motoristas, y mostró su preocupación por el elevado número de accidentes con heridos producidos en la ciudad.
En este sentido, se anunció este año un Plan Pionero para proteger a los “tres colectivos que sufren el azote de la seguridad vial” —peatones, ciclistas y motociclistas—, pero lamentablemente nunca se ha llegado a presentar públicamente.
Melilla necesita un compromiso firme para erradicar esta lacra. Nuestra ciudad pertenece a la Red de Ciudades que Caminan, que justifica la necesidad de convertir a Melilla en Ciudad 30, también propuesta por dos directores generales de la DGT, por los siguientes motivos:
Disminuye el nivel de ruido procedente del tráfico.
Reduce atropellos y gravedad de lesiones en caso de que éstos se produzcan.
Facilita la integración del tráfico ciclista en la calzada.
Reduce la emisión de contaminantes procedente del tráfico.
Reduce la necesidad de semáforos y señales: menor mantenimiento y menor contaminación visual.
Favorece la disuasión del uso del vehículo motorizado.
Facilita la creación de zonas con prioridad peatonal y zonas de coexistencia, sin segregación entre aceras y calzada.